"Ese instante en el que la vida se detiene de repente para que yo la capture con mi máquina"

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Tras mi foto, ¿Por qué?

TRAS MI FOTO es el motivo que me ha llevado a compartir con el mundo algunas de las aficiones que más llenan mi vida y que ocupan gran parte de mi tiempo libre.
La fotografía y la escritura me proporcionan la libertad que necesito. Con ellas expreso mis sentimientos, mis vivencias y mis inquietudes.
TRAS MI FOTO es un baúl, el cual iré compartiendo y llenando, poco a poco, paso a paso y foto a foto.
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miércoles, 8 de diciembre de 2021


Añoranza.


 

“Ahora estoy en la época de mi vida en la que siento que el tiempo pasa mucho más rápido que de costumbre. Tal vez por la dichosa pandemia, por los achaques personales o simplemente por los años que se van acumulando inexorablemente, siento que algunos aspectos fundamentales de mi vida van cambiando”, me dijo aquel hombre.

Tengo la necesidad de poder recordar algunos fragmentos de mi infancia y de mi juventud. Necesito recorrer los lugares por donde solía ir con mis padres o con mis abuelos y dar un poco de luz a esos recuerdos que se manifiestan muy vagos en mi mente.

Camino por el barrio donde viví mis primeros años y ver el edificio donde residía, me emociona tocar sus paredes de piedra y apretar con mis manos la gran puerta de hierro que da entrada al zaguán con sus escaleras de mármol jaspeado blanco y negro.

A veces me cuesta pensar que, tras esa pesada puerta, la misma pesada puerta de siempre, empezaban y terminaban mis historias de cada día.

Recorro el gran jardín con el que iba con mi padre casi todos los días a jugar y arrojar pequeñas piedras, que él pacientemente recogía y me daba, a un gran estanque lleno de peces y con mucha vegetación alrededor y decorado con un friso de piedra culminado con pequeñas figuras de animales.

Acudo al lugar donde comencé mi preparación académica y lo que antes era un centro educativo y tras haber estado durante mucho tiempo cerrado y abandonado a su suerte, ahora es un moderno restaurante que ha machacado de cuajo la historia de aquel lugar.

Transito las estrechas calles del viejo barrio que ya no es lo que era pero que, en mi recuerdo, sigue estando tal y como eran hace casi ochenta años. Me emociona visitar la iglesia y admirar las distintas imágenes escultóricas que allí se encuentran y recordar, como cada año previo a la Semana Santa, veía emocionado todos los tronos de la procesión de mi barrio de siempre.

Me gusta escuchar el toque de campanas que, acompasadamente, avisan de los diversos actos religiosos y que, si no me equivoco, son los mismos de cuando vivía en aquel barrio.

Paseo por los jardines que aun existen y donde jugaba con mis padres y aunque muchos ya no están, recuerdo sus zonas de juego y su arbolado.

Camino por las viejas plazas peatonales que existen aún donde, con algunos compañeros de colegio, íbamos a disfrutar jugando al “pillao”, a las chapas, a la peonza y a otros tantos juegos que había en aquellos tiempos.

Visito el viejo quiosco, lugar de reunión tras las clases del colegio y donde comprábamos algunas golosinas que compartíamos con los compañeros.

Veo que todavía está, en la pequeña placeta frente al colegio, la misma farola donde quedábamos, al salir de clase, para “ajustar cuentas” tras algún altercado dentro del colegio y darnos algunos infantiles puñetazos y empujones para dejar las cuentas saldadas y volver a ser amigos y compañeros nuevamente.

Siento la necesidad de recorrer aquellos lugares y acercarme a ellos para recordar mi pasado, reubicarme y volver a reencontrarme con mis raíces, si es que alguna queda.

Continuaré visitando más lugares por los que, en otros tiempos pasé, y siempre que las “fuerzas” hagan el favor de acompañarme en este camino, me dijo cogiéndome del brazo.

Se levantó y lentamente se marchó de allí.

Hoy todavía creo que lo de aquel hombre es como si de una despedida se tratara o una forma de saldar alguna deuda pendiente consigo mismo.

Sólo el lo sabrá.

Datos EXIF : XT-30 - ISO 200 - F5.6 - 1/125



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