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Hace ya algunos años llamó mi curiosidad un anuncio publicitario de una conocida bebida isotónica.
La sencillez de sus personajes, el lugar donde discurría la historia y el mensaje que transmitía me resultó muy diferente al resto de recomendaciones comerciales que estaba acostumbrado a ver.
Recuerdo que en el desenlace de esta historia, uno de los personajes, con voz melindrosa concluyó diciendo:
Personaje 1: “…el mundo está loco.”
Personaje 2: “ No! El ser humano es extraordinario”.
Extraordinario, asombroso, sorprendente, maravilloso… cientos de adjetivos que podemos asignar al ser humano para ahondar en su interior, en lo que representa, en lo que es capaz de hacer, de sentir, de pensar hasta que al final, tristemente, antes o después, nos tomamos la licencia de enjuiciar, valorar y, hasta incluso, la de interpretar sus palabras y sus acciones.
Como si de un objeto se tratara, tendemos a catalogar y etiquetar a las personas, emprendemos la loca carrera de encausarlo, de posicionarlo en un lugar determinado, de asignarle unas características y unos comportamientos.
De hacerlo tal cual nos parece o resulta mejor para nosotros.
Sin darnos cuenta, creamos un personaje, un ser ficticio nacido en un determinado momento y lo alzamos o lo hundimos según nuestro estado de ánimo o capacidad de venganza.
Volcamos contra él nuestras debilidades, nuestra envidia, nuestras frustraciones, hasta que confundimos la realidad con la visión que nuestros ojos y estado de ánimo quieren ver y sentir.
Y es que, lamentablemente, malinterpretamos a nuestros semejantes y olvidamos que cada uno es como es por sus circunstancias y su experiencia.
“Hombres de paja que usan la colonia y el honor
para ocultar oscuras intenciones:
tienen doble vida, son sicarios del mal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal. “
(Fragmento letra canción "ALGO PERSONAL" de J.M. Serrat)
Ricardo López Rubio
(Datos EXIF - D7100 - ISO200 - 38mm - f/5.6 - 1/100 sg)